EL TESORO DE LOS GIBELINOS
Una vez más hemos lidiado con la adaptación de un relato de Lord Dunsany que, a pesar del título, nada tiene que ver con los "gibelinos" históricos, una de las facciones que en la Edad Media entraron en disputa con los güelfos por la sucesión del Sacro Imperio Romano Germánico. Al igual que Robert E.Howard, el creador literario de Conan el bárbaro, Dunsany acostumbraba a apropiarse de nombres reales de personajes, razas o lugares, que por su sonoridad sentaban muy bien a sus historias o le sugerían un ulterior desarrollo en clave feérica o fantástica. En este caso los "gibelinos" representan una raza de ogros antropófagos de origen extraterrestre (más en concreto, selenita) y poseen extraordinarias riquezas con las que atraen a los incautos y avariciosos. Este cuento en particular representa muy bien el característico "humor negro" británico del que tanta gala hacía nuestro autor, cuyas historias no siempre se caracterizaban por tener un "happy end", como sucede en este caso.
